viernes, 9 de agosto de 2013

Cultivando setas sobre madera (III) Errores de principiantes

Hace un par de meses pudimos recuperar los troncos inoculados que se habían quedado dispersos por la chopera debido a las riadas del pasado otoño y seleccionamos los que el micelio se mantiene vivo y los que no. El balance, 19 vivos, 16 muertos. Al quedar todos revueltos no podremos determinar de que especie es cada cual hasta que no fructifiquen.

Pusimos los que siguen vivos a seguir incubando, cubiertos con plástico (sacos de pienso reutilizados), excepto aquellos que se ven más adelantados, que los pusimos ya en vertical parcialmente enterrados, para que fructifiquen, aunque por el momento no parece que se decidan.

Hemos observado algunas características comunes en los troncos en los que murió el micelio:
  • Troncos muy gruesos.
  • O que habían quedado muy enterrados por la crecida del río.
  • O que habían quedado muy al descubierto y les daba el sol.
En una visita de nuestro compañero de ARCo y amigo Juan Carlos, gran experto en setas, apuntó la posibilidad de que, en algunos casos, el micelio hubiera muerto por acción de las defensas del árbol, por haber inoculado estando los troncos demasiado frescos.

La hipótesis se ha confirmado al observar como alguno de los troncos, a pesar de estar cortado desde hace más de 10 meses, ha empezado a echar nuevos brotes con la venida de la primavera y el verano.

Brotación en un tronco que lleva casi un año cortado.
Para próximas inoculaciones tendremos que rediseñar un poco el procedimiento, las claves van a ser:
  • Mayor proporción de micelio.
  • Mayor superficie de contacto, haciendo agujeros más grandes o cortes de sierra y empleando micelio en grano o sobre paja, que permite mayor versatilidad.
  • Emplear madera verdaderamente muerta.