En el suelo los bosques maduros, se
forman grandes extensiones de redes de micelio que redistribuyen agua
y nutrientes transportándolos a lo largo y ancho de la superficie
que ocupan.
Dada la indiscutible importancia
ecológica del reino fungi, que sólo recientemente está siendo
considerada por la ciencia y por el público en general como merece,
su inclusión en cualquier proyecto de permacultura o de restauración
natural, debe ser tenida muy en cuenta.
El cultivo de hongos comestibles,
además de ofrecer la posibilidad de espectaculares mejoras del suelo
y, por tanto, del ecosistema entero, puede suponer una interesante
fuente de recursos alimentarios (proteinas de alta calidad,
minerales, vitaminas...), médicos y económicos.
Los hongos comestibles saprófitos, se pueden cultivar sobre gran variedad de sustratos: troncos, tocones de árbol, virutas de madera, serrín, paja, granos de cereal, papel o cartón, residuos de la industria del café y del té, hojarasca, tela de fibras vegetales, estiércoles, compost, etc... Convirtiendo lo que normalmente se consideraría un residuo, en una interesante fuente de recursos.
Los hongos comestibles saprófitos, se pueden cultivar sobre gran variedad de sustratos: troncos, tocones de árbol, virutas de madera, serrín, paja, granos de cereal, papel o cartón, residuos de la industria del café y del té, hojarasca, tela de fibras vegetales, estiércoles, compost, etc... Convirtiendo lo que normalmente se consideraría un residuo, en una interesante fuente de recursos.
Una vez el sustrato se agota y ya no
resulta rentable cosechar, puede depositarse directamente en el
suelo, enriqueciéndolo, pero tambien puede ser usado como alimento
para animales como cerdos o gallinas, alargando el ciclo.
Los hongos cultivados tienen un gran
potencial de aplicaciones para mejorar la salud humana y del
ecosistema, como explica magistralmente Paul Stamets en la siguiente
conferencia en TED:
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