miércoles, 12 de septiembre de 2012

Cultivando setas sobre madera (II) La siembra

En nuestro terreno, contamos con una pequeña chopera que colinda con el río Farasdués, y tras unas pruebas con pacas de paja productoras de seta de ostra (Pleurotus ostreatus) que tuvieron buena producción este verano a pesar de la sequía, decidimos implementar ahí una zona para cultivo de setas, aprovechando la madera de los propios chopos dado que muchos de ellos han sobrepasado de largo el turno de tala y dándole un mayor valor añadido.


El momento óptimo para inocular micelio en madera cortada o en tocones, normalmente es a principios de primavera, pero el cierzo que sopló a finales del mes de agosto derribó las copas de algunos de los chopos y por tanto, aprovechamos la oportunidad para iniciar nuestro cultivo.

Estado de la chopera después del vendaval
Lo primero que hay que hacer, es cortar los troncos en trozos de un metro aproximadamente, para que tengan un tamaño manejable.


Seleccionamos aquellos que no tienen rastro de infección por otros hongos o por insectos, sin heridas en la corteza, con cortes limpios y que tengan un grosor adecuado (entre 15 y 25 cm de diámetro) y los apilamos separados del resto.

La inoculación del micelio, puede realizarse de varias maneras. En el caso de cultivar en troncos, lo más práctico es utilizar micelio en pellets (clavos de madera en los que ya crece el micelio), que adquirimos en Hifas daTerra.

Seta de chopo, seta de ostra y shiitake, selección de especies para empezar
Para inocular, hay que practicar agujeros con un taladro y una broca de 10 mm por la superfície del tronco, separados unos 20 cm entre si.


Se introduce un pellet en cada agujero y acto seguido se tapa, en nuestro caso, con cera de abeja.

Introduciendo pellets

Sellado con cera de abeja
Finalmente hay que dejar los troncos en contacto con el suelo y cubiertos, manteniendo la humedad, durante el tiempo que dure el proceso de incubación, entre 5 y 10 meses según el tamaño de los troncos y las condiciones climáticas.



Como hemos comentado, normalmente se inoculan en primavera, para que dispongan de todo el verano para crecer el micelio y empezar a cosechar con las lluvias de otoño. En nuestro caso, aun quedan unos meses de buenas temperaturas para que el micelio tome ventaja antes de que las heladas detengan su crecimiento hasta la primavera.

La cosecha puede ser a lo largo de todo el año, siempre que se mantengan las condiciones de humedad y no haya heladas. En próximas entradas, mostraremos los resultados.

P.D.: Nuestro más sincero agradecimiento a Isaac y José Ángel por el trabajo de trocear los troncos con la motosierra, sin ellos no habría sido posible.

martes, 11 de septiembre de 2012

Cultivando setas sobre madera (I) Introducción

Los hongos son los organismos recicladores por excelencia. En su ciclo de vida, descomponen la materia orgánica y vuelven a poner disponibles para el suelo y las plantas los nutrientes que contiene, formando a su vez suelo rico en humus y aumentando la capacidad de retención de agua. Gracias a su estructura en red, forman y mantienen la estructura del suelo, forman agregados que reducen la erosión y sostienen la vida del suelo. Algunas especies forman asociaciones mutuamente beneficiosas con las plantas, las llamadas micorrizas, aumentando la superficie útil del sistema radicular, proporcionando a la planta minerales y aumentando su eficacia en la captación de agua y su resistencia ante organismos patógenos; a su vez, el hongo, obtiene de la planta carbohidratos y otros compuestos orgánicos que no es capaz de sintetizar por si mismo.

En el suelo los bosques maduros, se forman grandes extensiones de redes de micelio que redistribuyen agua y nutrientes transportándolos a lo largo y ancho de la superficie que ocupan.

Dada la indiscutible importancia ecológica del reino fungi, que sólo recientemente está siendo considerada por la ciencia y por el público en general como merece, su inclusión en cualquier proyecto de permacultura o de restauración natural, debe ser tenida muy en cuenta.

El cultivo de hongos comestibles, además de ofrecer la posibilidad de espectaculares mejoras del suelo y, por tanto, del ecosistema entero, puede suponer una interesante fuente de recursos alimentarios (proteinas de alta calidad, minerales, vitaminas...), médicos y económicos.

Los hongos comestibles saprófitos, se pueden cultivar sobre gran variedad de sustratos: troncos, tocones de árbol, virutas de madera, serrín, paja, granos de cereal, papel o cartón, residuos de la industria del café y del té, hojarasca, tela de fibras vegetales, estiércoles, compost, etc... Convirtiendo lo que normalmente se consideraría un residuo, en una interesante fuente de recursos.

Una vez el sustrato se agota y ya no resulta rentable cosechar, puede depositarse directamente en el suelo, enriqueciéndolo, pero tambien puede ser usado como alimento para animales como cerdos o gallinas, alargando el ciclo.

Los hongos cultivados tienen un gran potencial de aplicaciones para mejorar la salud humana y del ecosistema, como explica magistralmente Paul Stamets en la siguiente conferencia en TED: